martes, 2 de junio de 2009

La hambruna azota en el sur de Asia a 100 millones de personas más en los últimos dos años

La crisis financiera mundial y la subida de los precios del petróleo y los alimentos han hecho crecer en los últimos dos años de 300 a 400 millones el número de personas que sufren "hambre crónica" en el sur de Asia, según denunció hoy Unicef.

El director regional de Unicef en el sur de Asia, Daniel Toole, en una rueda de prensa en Nueva Delhi para presentar un informe de su organismo sobre el impacto de la crisis económica en la infancia y las mujeres, tachó de "escandalosa" la situación.

Entre 2006 y 2008, más de 100 millones de surasiáticos se han sumado a un grupo social que no consume el mínimo de calorías diarias recomendadas, tal y como el organismo define el "hambre crónica".

Toole recordó que el Banco Mundial ha fijado en 600 millones, una cifra aún mayor, los surasiáticos que viven bajo el umbral de la pobreza (1,25 dólares diarios) y añadió que más de 1.000 millones de personas sobreviven con menos de dos dólares al día en la región.

En su estudio, Unicef calculó en 230 millones de indios, 84 millones de paquistaníes, 65,3 millones de bangladeshíes, 10 millones de ceilaneses, 8,5 millones de nepalíes y 7,8 millones de afganos la población azotada por la hambruna en el sur de Asia.

Los datos "más preocupantes", según Toole, corresponden a Nepal, Pakistán y Bangladesh, ya que son los que han visto crecer con mayor rapidez a este castigado sector de la población en los últimos dos años.

La infancia se lleva la peor parte, ya que, según el informe, el 54 por ciento de los 615 millones de niños del sur de Asia son pobres, y entre los 175 millones de niños menores de cinco años, un 45 por ciento presenta problemas de malnutrición, el índice más alto del mundo, por encima incluso del África Subsahariana.

"Las familias pobres se enfrentan a elecciones que no son elecciones: poner a trabajar a sus hijos para tener comida o enviarlos al colegio", lamentó el director regional de Unicef.

De acuerdo con el estudio, las familias azotadas por la hambruna dedican entre un 60 y un 70 por ciento de sus ingresos a la alimentación, por lo que son especialmente vulnerables cuando aumentan los precios de los víveres.

Aniruddha Bonnerjee, analista económico que ha participado en el estudio, explicó en la rueda de prensa que la "especulación" es uno de los "grandes factores" que contribuye al incremento de los precios y aseguró que "los pobres son los más afectados por la inflación".

"La India acumula actualmente 40 millones de toneladas de alimentos, la mayor reserva en mucho tiempo", detalló el analista.

"Estos procesos son cíclicos. Cuando peor está la cosa es cuando más hay que invertir" para lograr efectos positivos, razonó Bonnerjee.

Como receta para dar la vuelta a la situación, Unicef hizo un llamamiento a los Gobiernos de la zona para que inviertan en mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y centrar su esfuerzo en los jóvenes a pesar de la crisis financiera.

Toole aseguró que las autoridades tienen "dinero suficiente" para ello y reclamó más inversiones en educación y sanidad y un presupuesto militar menor.

El director regional de Unicef destaco que, entre 1970 y 1990, China y la India dedicaron un 10 por ciento de sus presupuestos a defensa, pero Pekín destinó también un 10 por ciento a sanidad y educación y Nueva Delhi, tan sólo un 2 por ciento.

Citó como ejemplo los "éxitos" de otros países como Malasia o Singapur, con políticas económicas diferentes a las que han aplicado las naciones del sur de Asia.

"La India sigue creciendo, pero menos, lo cual le impedirá crear empleos y llevará a mayores problemas de malnutrición", analizó Toole en alusión al país más poblado de la región.

Además de priorizar la atención a los niños menores de dos años y a las mujeres, los responsables del estudio aconsejaron a las autoridades construir más infraestructuras y proteger a la población más pobre con seguros y pensiones.

La economía india creció en el recién cerrado año fiscal un 6,7 por ciento, frente al 9 por ciento del año anterior, golpeada por la crisis internacional, la bajada de las exportaciones y el débil repunte de su producción industrial.

Los países de su alrededor han sufrido además crisis humanitarias como el desplazamiento de 2,4 millones de personas en Pakistán a causa de la operación militar contra los talibanes o los cientos de miles de civiles que han abandonado sus hogares en el norte de Sri Lanka huyendo de la guerra.

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